Pensó constantemente que esta vez sería diferente, que realmente la confusión no volvería a invadirle a él como de costumbre, simplemente, quiso pensar que por fin cumpliría todo aquello que le dijiste.
Fuiste y viniste, entraste y saliste de su vida como quisiste, provocando así un desorden continúo y siempre por el mismo motivo: Dejaba la puerta entre abierta por si decidías abrirla, sólo "por si venias ".
Te marchaste por tercera vez, sin dar una simple explicación, supuso entonces, que sería a causa de tu continuo desconcierto.
Volviste nuevamente sin pedir perdón, llenando un absurdo mensaje con la frase " te echo de menos" demostrando así que te cansaste de jugar, al estúpido juego de siempre, que sólo a ti divertía.
Afirmaste estar arrepentido, pero ella sostuvo que todo aquello había formado parte de un pasado, declaró que todas las ilusiones se habían desvanecido en numerosas ocasiones y borró la conversación.
Hoy, ella, insegura aún de su decisión, ha cerrado con desaire el pórtico por el que él deambulaba sin rumbo fijo.